jueves, 8 de junio de 2017

Pablo Bueno reseña Torres de Babel, de Ian Whates

Pablo Bueno vuelve a la carga con otra de sus fantásticas reseña. En este caso, nos habla de Torres de Babel, la colección de relatos de Ian Whates que recientemente ha publicado Sportula. ¡Espero que os guste!

Banda sonora de la reseña: Pablo sugiere leer esta reseña escuchando Mammagamma, de The Alan Parsons Project (Spotify, YouTube).

Torres de Babel es la carta de presentación de Ian Whates para los lectores en español. Aunque es un autor conocido y querido en el mundo anglosajón, creo que, hasta el momento, no gozaba de la fama o el reconocimiento que merece también entre los aficionados a la literatura de género en nuestro idioma. Ojalá esto cambie a raíz de la publicación que hoy os traemos, pues sin duda lo amerita.

Hay que empezar diciendo que el currículum de Whates incluye docenas de obras entre novelas, relatos, colaboraciones y la coordinación de un sinnúmero de antologías. Hace unos años fundó su propia editorial, la NewCon Press. Además, ha sido presidente de la British Science Fiction Association y vocal de la Sciencie Fiction Writers of America. Por si esto fuera poco, el año pasado estuve en la EasterCon, celebrada en Manchester, y puedo dar fe de que Ian es tan querido como decía anteriormente y, además, tan amable y cercano como ya os habrá dado la impresión si os lo habéis cruzado en el Celsius.

Torres de Babel nos presenta 19 relatos en poco más de 400 páginas y lo primero que llama la atención es lo distintos que son entre sí, la variedad que ofrece el volumen. Entre sus páginas encontramos relatos de ciencia ficción de distinto pelaje, terror, seguramente weird e incluso alguno al que, quizá, ni siquiera le sienten bien estas etiquetas.

Whates no se anda por las ramas a la hora de contarnos sus historias o hacer hablar a sus personajes: su estilo es directo, ágil y conciso. Si hay diálogos, son creíbles y funcionan; si nos encontramos con la voz de un narrador, esta resulta igualmente eficaz y auténtica. Sin embargo, lo que más me ha sorprendido es su inusitada capacidad para sacar lo extraordinario de lo cotidiano y, lo que es incluso más difícil, lo cotidiano de lo que debería ser absolutamente extraordinario. 

Pongamos el caso de “El asistente”, uno de los relatos que más me han gustado de la antología: el protagonista es el encargado de la concesión que una empresa de limpieza tiene en un edificio de oficinas. La narración comienza cuando llega al edificio junto a sus trabajadores, por la noche, cuando todos los hombres de negocios se han ido; hace recuento, comprueba que varios siguen de baja, supervisa los distintos equipos… Hasta aquí todo normal, ¿verdad? Quiero decir, ¿qué hay más anodino en nuestras vidas que limpiar? Bueno, pues no cuento más, tendréis que seguir leyendo.

Unos buenos ejemplos del caso contrario, de lo humano, lo cotidiano o, simplemente, de la normalización de lo que debiera ser algo absolutamente fantástico, los encontramos en “Dolores de crecimiento” o en “Cuán presto se va el placer”. En ambos casos, existen situaciones o personajes extraordinarios cuyo tratamiento es de absoluta naturalidad, demostrando una vez más que los grandes temas son universales, independientemente del teatro que los acoja. Mención especial en este saco para “Mata gusa”, cuyo rocambolesco planteamiento, desarrollo y explicación me han hecho lanzar la carcajada más grande que se recuerda en mi casa a las dos de la mañana. Y es que hay que reconocer que la pátina de humor que a veces tienen estos relatos les sienta francamente bien.

Pero, como decía anteriormente, Whates también se descuelga en ocasiones por derroteros mucho más oscuros y ominosos, un poco a lo King. Creo que “Los fantasmas de la máquina” es el más claro exponente de esto, sobre todo cuando uno lo mastica con calma después de haberlo leído.

Por otra parte, también me sorprendió el relato que abre la antología, “Montpellier”, por el gran trabajo de creación de ambientes que realiza. Resulta curioso, porque es una historia bastante plana, sin acción de ningún tipo e inconclusa, pero consigue dejarnos con ganas de saber mucho más. Después el autor explica que se enmarca dentro del universo de su novela Pelquin´s comet, una Space Opera al estilo de Firefly y casi me da un infarto de la emoción al leerlo.

Y es que, en esta recopilación, cada relato va acompañado de un postscriptum en el que Whates comparte una pequeña reflexión acerca de los entresijos que acompañaron la creación de cada obra, algo que siempre es agradecido e interesante para los lectores. Resulta sorprendente comprobar los caminos que toman a veces las historias para verse escritas.

Por último, no quiero acabar esta reseña sin mencionar el importante trabajo que está realizando Sportula en el campo de las antologías. Si bien nos encontramos con la, casi siempre, altísima barrera ante el público generalista, lo cierto es que recopilaciones como A la deriva en el mar de las lluvias y otros relatos, Castillos en el Aire, y un ya largo etcétera están constituyendo una labor no solo de difusión del género sino, especialmente, de un formato tan poco reconocido como la narrativa breve. En este sentido, Torres de Babel es, sin ninguna duda, una opción más que atractiva. Enhorabuena a Ian Whates por un trabajo magnífico.

3 comentarios:

  1. Muy buena reseña, me apunto otro libro más a mi inacabable pila.

    Saludos

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  2. Lo tengo en la pila también, para ir picando cuando termine Dark Fantasies. Me ha llamado la atención la variedad que comenta Pablo, no me la esperaba. Me gusta que acompañe a cada relato cierta reflexión del propio autor. Un abrazo^^

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  3. Gracias, Javi.. Seguro que lo disfrutas!

    El PostScriptum es una pasada, Mangrii. Debería ser obligatorio!

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